Formación MIR Hospitalaria
vs
Formación MIR Comunitaria

Un Estudio Comparativo Evolutivo de 4 años de Seguimiento

Clark Ashton Smith

THMJ Vol 6 Nº 1. 1998

Resumen: Estudio comparativo entre un grupo de mires de psiquiatría formados preferentemente en hospital y otro formado con múltiples rotaciones extrahospitalarias. Se describen las diferencias encontradas.

Summary: Comparative study between two groups of psychiatric mires, one trained exclusively in hospital and the other one trained with multiple stays in community services. The differences found are described

Introducción

En los últimos años la formación MIR en psiquiatría ha sufrido un franco cambio en su orientación, con una mayor atención a la formación comunitaria implicando frecuentes rotaciones fuera del hospital. Esto contrasta con la formación previa, en la que la estancia hospitalaria centraba la mayor parte de la formación del futuro psiquiatra. La controversia acerca de los pros y los contras de los dos tipos de formación no se ha hecho esperar. El presente estudio trata de dilucidar desde el punto de vista científico el mejor modelo de formación, comparando dos grupos de psiquiatras representativos de ambas tendencias.

Material y Métodos

Se incluyeron en el estudio 10 psiquiatras formados entre los años 80 y 88 y 10 formados del año 1990 en adelante, 12 de ellos varones y 8 hembras, de edades comprendidas entre los 24 y los 53 años. Todos ellos recibieron su formación MIR en psiquiatría en un hospital monográfico de gran prestigio. No se incluyeron en el estudio mires formados en servicios de psiquiatría de hospitales generales por no pertenecer al sector.

Todos los residentes de la muestra fueron entrevistados individualmente y sometidos a las siguientes pruebas:

El investigador principal, recién realizado un cursillo de Windows y Office, se encargó de pasar los datos a limpio e introducirlos en el ordenador. Tras varios intentos infructuosos de meter los papeles por la ranura de la disquetera decidió encomendar la tarea a un MIR de primer año, que en su inocencia se dedicó en cuerpo y alma a la tarea.

Resultados

En líneas generales podemos decir que los residentes de formación comunitaria ganaron por goleada.

La tolerancia a alimentos cocinados en el hospital fue, como era de esperar, muy superior en los residentes antiguos, formados básicamente en el hospital y expuestos de forma continuada y repetida a comidas hospitalarias, incluida lengua en salsa (la más tóxica conocida). Los niveles de cocido-reductasa fueron especialmente elevados en este grupo. Dos probandos del grupo de mires de formación comunitaria fallecieron en esta prueba.

La puntuación en habilidades sociales, medida por la escala ad hoc de Txema y Jose Luis, fue claramente superior en el grupo de mires comunitarios. Su capacidad para pedir al camarero en un bar 7 consumiciones diferentes (zurito, claro, cocacola, blanco, tinto, manchao y caña) sin equivocarse para la peña que va de poteo fue quizás el elemento diferencial más determinante. El desenvolvimiento social, la compostura y prestancia en situaciones sociales, parece ser una habilidad (skill) claramente potenciada por la formación hospitalófuga.

La cuestión de la higiene y los autocuidados queda más empatada. Los mires hospitalocéntricos tendían a encubrir la guarrindonguería de la vestimenta en el uso continuado de la bata; sin embargo su frecuencia de duchado era elevada, quizás favorecida por la facilidad de acceso a dispositivos hospitalarios (incluso en su propio despacho). Los mires hospitalófugos, aunque de duchado y afeitado más remolón, manifiestan una mayor preocupación e interés por su vestimenta, que cambian con más frecuencia y utilizan con más acierto en cuanto a la combinación de colores. La necesidad por otro lado de vagar por la comunidad, lejos de la seguridad y el calor del hospital, es la explicación más probable para su mayor habilidad en el uso del paraguas, su dominio de la obtención de los pases de metro y la presencia estadísticamente más frecuente (chicuadradoigualapimedios) de gabardinas y chubasqueros en sus guardarropías.

La cuestión de la cobertura social, medida por el cuestionario de Goyita et al evidenció datos de difícil evaluación. Ambos grupos sufrieron, a lo largo de la residencia, un deterioro de sus condiciones de vida con un evidente grado de deriva social y tendencia a integrarse en ambientes marginales (incluidos los psicoanalíticos). Los mires hospitalófugos sufrieron esta situación en mayor grado, con un inexplicable e irracional empeño en dejar la casa paterna e independizarse, sumiéndose en la pobreza y en el aislamiento sociofamiliar más penoso. En casos extremos se detectó a mires en esta situación hartándose de comida hospitalaria y llevándose sobras en bolsas de plástico. Los mires hospitalarios arrastran por otro lado un mayor grado de estigma social que puede contribuir al aislamiento.

La capacidad de escaqueo parece desarrollarse de forma más armoniosa en los mires hospitalófugos, con rotaciones en diferentes servicios hospitalarios y comunitarios. Es evidente que la exposición a diferentes ambientes y jefes promueve el desarrollo de habilidades de escaqueo en contextos diferentes. De todas maneras en ambos grupos se identificaron probandos con habilidades innatas para el regateo y probandos que parecen tener imán para tragarse todos los marrones y pacientes interesantes.

En cuestión de ligues y farras los mires hospitalófugos parecen también tomar ventaja. Su paso por los CSM favorece también más la exposición a francachuelas, congresos y sesiones científicas organizadas por la industria farmacéutica. Por otro lado los mires hospitalocéntricos tienden a tener un menor repertorio de contactos sociales, con mayor frecuencia de ligues y borracheras endogámicas (es decir, con compañeros/as de curro).

La tendencia a dar la tabarra al personal con anécdotas y sucedidos de la propia residencia es marcadamente más señalada en los mires hospitalocéntricos. En éstos puede observarse la tendencia a mantener la tradición oral, en la que acontecimientos graciosos, dramáticos o heroicos protagonizados por médicos y pacientes son transmitidos de generación en generación. Esta tradición oral está, desde luego, en riesgo de perderse en estos tiempos en los que las tendencias de formación comunitaria alejan al mir de la benéfica y sabia influencia de sus mayores hospitalarios. Como contrapartida los chistes de los mires comunitarios son mucho más recientes y son contados con mayor desparpajo y riqueza léxica y expresiva.

Finalmente, un hallazgo inquietante. Ambos grupos mostraron por igual un sutil pero claro grado de deterioro cognitivo con afectación de la memoria reciente y remota, confabulaciones y alteración del juicio crítico, con anosognosia. También se observaron síntomas deficitarios con alogia, restricción de intereses y aislamiento social. En casos aislados pudieron detectarse trastornos formales del curso del pensamiento, con incoherencia ideoverbal e incluso neologismos. Estos casos tenían en común experiencias psicoanalíticas lacanianas. En uno de estos individuos se detectó asímismo un franco trastorno por estrés postraumático.

Conclusiones

Una vez analizados los resultados a ojo de buen cubero (que es como en realidad, digan lo que digan, se analizan todos los resultados) podemos decir que ambos tipos de formación tienen sus ventajas e inconvenientes. En general los mires comunitarios desarrollan mayores habilidades sociales, visten mejor, ligan más, se desenvuelven mejor en la calle, cuentan mejor los chistes y conocen más gente. Los mires hospitalarios sin embargo adquieren un mayor bagaje teórico, se benefician más de la tradición oral y mantienen un mayor grado de respeto a sus mayores. Ambos grupos sin embargo sufren un grado similar de deriva social, empobrecimiento y marginalidad, aunque con menor grado de estigmatización social por parte de los mires comunitarios. El deterioro cognitivo y los síntomas negativos observados en ambos grupos es motivo de preocupación y requiere mayores estudios e investigaciones. Se sugiere un próximo estudio comparativo, aleatorizado y doble ciego entre mires psicoanalizados y no psicoanalizados para dilucidar posibles aspectos etiológicos y patogénicos.

Bibliografía

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3. Truthmendi V, L´afhorge J. Selfcare Cuestionary. Comunicación Personal

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©The Txori-Herri Medical Association 1997