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An insider's guide to depression

McKall K.

 BMJ 2001;323:1011 ( 27 October ) http://www.bmj.com/cgi/content/full/323/7319/1011


  Una Guía de la Depresión desde dentro
(Nunca nos veas como los desechos inútiles que pensamos que somos)
Me pregunto si os sentís tan ineptos y a disgusto como yo cuando tratáis a pacientes depresivos.  O como me sentía yo antes de encontrarme a mí misma ocupando involuntariamente el diván de un psiquiatra, un diván que apenas he abandonado en los últimos 5 años, salvo para descansar un poco o tomar una taza de té.  Es así como a mi pesar he llegado a tener una visión desde dentro de la depresión.  A lo largo de esta magnífica formación básica y avanzada en Depresión, he descubierto los errores que otros médicos han cometido al tratarme y los he corregido en mi propia práctica cuando atiendo a pacientes con depresión. El objetivo de este artículo es compartir esta experiencia.

A pesar de que padezco un Trastorno Bipolar, continúo trabajando sin problemas como médico general, aunque bastante cargada de medicación. Mis compañeros y buena parte de mis pacientes conocen mi secreto oculto pero parece que aquí sigo, recetando amoxicilina como el que más.

Y mi grupo de pacientes preferido y más gratificante son los depresivos.
 
Qué se siente al estar deprimido

La persona con depresión rara vez se queja de que está deprimida. ¿Es la Depresión principalmente un Trastorno Afectivo?   En mi experiencia, personal y médica, el bajo ánimo está presente con menos frecuencia que la falta de motivación y de interés. Nada merece la pena, ni siquiera, en un momento dado, la vida.

La desesperanza del paisaje es inimaginable. Es tan frío y extraño como una pintura de Dalí. Las preocupaciones ordinarias, como el trabajo o los amigos, no tienen cabida aquí. La inutilidad silencia el pensamiento, el tiempo se alarga cruelmente.

¿Quién tiene la culpa de esta situación? Los depresivos piensan que tienen que ser ellos. El sentimiento de incapacidad y la culpa les domina.

Por ello, el paso final natural es el suicidio. Los depresivos no se matan para dar una lección a sus familias o para asustar a un novio que se va con otras. Se matan porque es lo más obvio y adecuado en esa situación. Es el único paso positivo en el que pueden pensar

 
Cómo cuidar a una persona con depresión

¿Cómo se nos puede tratar?  Bien, para empezar, no esperéis que tengamos "insight". No lo tenemos. Somos las personas menos adecuadas para informaros de cómo nos encontramos.  Cuando quieras saber cómo estamos, haz preguntas concretas. ¿Cuántas horas duerme? ¿puede leer un libro? ¿un artículo de una revista? ¿No?  ¿Y el reverso de un paquete de cornflakes? ¿Se ha reído?. Si nos preguntas simplemente"¿cómo está?", contestaremos que estamos bien.

No des por supuesto que los médicos deprimidos son conscientes de que están enfermos. la vista es diferente al otro lado de la mesa de la consulta. Lo más probable es que pensemos que sólo estamos estresados por el trabajo y que estamos preocupados por nuestra incapacidad para hacerle frente.

El depresivo no tiene sentido del juicio o de la proporción. Intentamos desesperadamente aparentar que mantenemos el control pero, a menudo, no sabemos que nuestras percepciones son falsas y que nuestras interpretaciones están distorsionadas. No nos dejes tomar decisiones vitales importantes.

Tampoco tenemos sentido del humor. Podemos reconocer el humor pero sólo de una manera distante y de la misma manera que somos capaces de identificar un mirlo. No podemos responder a él. Las bromas por parte del médico generan una alienación instantánea. Nos hace sentir que el doctor no comprende la situación o que se siente agobiado por ella.

No tengas miedo de empatizar. No te nos colgaremos del cuello como si estuviéramos ahogándonos. Te queremos sólo como médico.  Haznos sentirnos como personas con dignidad que padecen una enfermedad tratable. Evita vernos como los desechos inútiles que nosotros pensamos que somos.

Pregunta por el suicidio con toda libertad. Los pensamientos suicidas se convierten para la mayoría de nosotros en un sufrimiento cotidiano y nos alivia el poder hablar de ellos. Pregunta los detalles. Oblíganos a considerar la repercusión que tendría el suicidio en nuestros hijos, familia y amigos. Haznos prometer que seguiremos un poco más.

Dános esperanza. Necesitamos que nos digan inequívocamente que nos pondremos bien. No podemos ver explicación ni fin a nuestra situación . Tú, como médico, debes proporcionarnoslas.

Para cuando nos vemos obligados a ir a tu consulta escurriendo el pañuelo la mayoría de nosotros está durmiendo muy mal. Para nosotros, las horas en vela son casi físicamente dolorosas por el constante bombardeo de pensamientos negativos. Escapar de ellos durante unas horas gracias a un hipnótico es maravilloso.

Cuando nos des fármacos, explícanos los efectos secundarios. Si no lo haces y sufrimos estos efectos, nuestro embrionario sentido de la esperanza se resentirá gravemente

Al principio tienes que vernos frecuentemente. Una semana es muy larga en un paisaje de Dalí. Tres semanas son casi inimaginables. Danos un número al que poder llamar. Esto nos hace sentir que hay alguien que nos encuentra valiosos.  Aunque desde nuestro punto de vista es inexplicable, es agradable.

Nos verás mejorar. Sólo apóyanos y dános un foco de esperanza hasta que los medicamentos funcionen. Y nosotros te agradeceremos siempre tu humanidad.

 
-Kay McKall, médico general