Manteniendo la Integridad de las publicaciones científicas
Editors make a move
Los Editores se mueven
Como editores de revistas médicas, nos preocupa el que a veces publicamos artículos en los que los autores declarados no han participado en el diseño del estudio, no tienen acceso a los datos originales y tienen escasa participación en la interpretación de los mismos. En cambio, a menudo son los patrocinadores del estudio (frecuentemente empresas farmacéuticas), quienes han diseñado el estudio y analizado e interpretado los datos. De esta menera se está engañando a los elctores y a los propios editores. Los editores están también preocupados porque los autores puedan no tener el control final sobre la decisión de publicar sus estudios. Esa decisión puede estar en manos de los patrocinadores del estudio (quizás un departamento del gobierno o una compañía farmacéutica), lo que puede derivar en que si los resultados son contrarios a sus intereses, éstos se supriman. Esto distorsiona la información científica yde nuevo supone un engaño para los lectores, permitiéndoles únicamente leer los estudios que obtienen resultados favorables. Los editores han tomado medidas para contrarrestar este problema mediante la revisión de los requisitos de los manuscritos que se remiten a las publicaciones biomédicas del International Committee of Medical Journal Editors, y modificando las prácticas editoriales.
Es duro reconocer la frecuencia con que este tipo de problemas surge, pero éstos ocurren en el contexto de un creciente enredo entre el mundo académico y la industria farmacéutica.1-5 Se han desarrollado organizaciones privadas de investigación para ayudar a las compañías farmacéuticas a llevar a cabo sus ensayos clínicos, y estas organizaciones precisan desarrollar relaciones con médicos para reclutar pacientes.2 Hace 20 años, los que diseñaban los ensayos eran investigadores ajenos a las compañías, pero en la actualidad las compañías o las organziaciones que contratan son mása proclives a ser ellas mismas quienes redacten los protocolos. El control descansa más en el sector comercial que en el académico o público, y las compañías pueden "diseñar estudios que con más probabilidad favorezcan a sus productos."2 Existen muchas maneras en que pueden hacerlo.3 Las compañías pueden analizar los datos y "darles el giro...que les favorezca."2 En teoría la política del BMJ debiera de ser capaz d eponer en evidencia el problema de que no sean los autores los que diseñen el estudio y analicen los datos, ya que preguntamos a cada autor por su contribución específica.6 Pero seguimos preocupados; podemos recordar un ejemplo de hace unos años de un estudio publicado en el BMJ que tenía un único autor pero cuyos datos no habían sido analizados por él.7 Dicho estudio obtuvo resultados inesperadmente positivos pero fue muy criticado en las cartas de los lectores.8
Los problemas acerca del control de la publicación han tenido una mucha mayor repercusión. Drummond Rennie, editor de JAMA, ha contado la ahora famosa historia de como la compañía farmacéutica Boots intentó por todos los medios evitar la publicación de un estudio que mostraba que su producto, la levotirosina, no era superior a los productos de la competencia.4 Los autores pertenecían a la universidad de California, en San FranciscoThe authors came from the University of California, San Francisco, que insiste con sensatez que sus académicos mantienen el control sobre la publicación de sus artículos. Desafortunadamente, en este caso no fue así. El director del departamento de investigación del Massachusetts General Hospital estima que el 30-50% de los contratos para la investigación remitidos por las compañias tienen cláusulas inaceptables que han de ser renegociadas.2 Un estudio de alrededor de 3300 miembros de facultades de ciencias de la vida en 50 universidades encontró que un quinto había sufrido un retraso en la publicación de los resultados de sus estudios de más de seis meses, al menos una vez en los últimos tres años.9 Una razón para este retraso era el de retardar la difusión de resultados indeseables para el patrocinador. Ciertamente parece haber una proliferación de historias referentes a compañias evitando publicaciones. 10 11 12
Esta iniciativa de los editores de publicaciones biomédicas no debiera interpretarse como un ataque hacia la industria farmacéutica. Casi todas los nuevos fármacos son desarrollados por la industria, y muchas compañías tienen estándares éticos elevados, y no tverán ningún problema en cumplir con las nuevas políticas de publicación. Las compañías farmacéuticas no han obtenido sus éxitos mediante las publicaciones dudosas o sus estrategias de marketing, sino desarrollando nuevos fármacos importantes. Y otros grupos, incluyendo los gobiernos y los hospitales, también tienden a controlar las publicaciones. Los investigadores del Servicio Nacional de Salud en Gran Bretaña tuvieron que librar una gran batalla a finales de los años 80 para detener la intención del gobierno para incluir una cláusula en sus contratos que les hubiera permitido tener un control sobre las publicaciones.13
Las publicaciones miembros del International Committee of Medical
Journal Editors, incluyendo el BMJ, requerirán a partir de ahora de
forma rutinaria a sus colaboradores que informen de los detalles de su
participación y la de sus patrocinadores en el estudio. Pediremos además que
firmen una declaración en al que aceptan su completa responsabilidad sobre la
dirección del estudio, de su acceso a los datos y de su control sobre la
decisión para piblicarlo. Si los autores no son capaces de satisfacer estas
peticiones el estudio no será publicado. De esta manera esperamos contribuir al
mantenimiento y mejora de la integridad de las publicaciones científicas. BMJ
Richard Smith
Footnotes
An editorial with this same message is appearing simultaneously in the other journals that are members of the International Committee of Medical Journal Editors.
1. | Angell M. Is academic medicine for sale? N Engl J Med
2000; 342: 1516-1518 |
2. | Bodenheimer T. Uneasy allianceclinical
investigators and the pharamecutical industry. N Engl J Med 2000;
342: 1284-1286 |
3. | Bero LA, Rennie D. Influences on the quality of published
drug studies. Int J Technol Assess Health Care 1996; 12: 209-237 |
4. | Rennie D. Thyroid storm. JAMA 1997; 277: 1238-1243 |
5. | Boyd EA, Bero LA. Assessing faculty financial
relationships with industry: a case study. JAMA 2000; 284:
2209-2214 |
6. | Smith R. Authorship is dying: long live contributorship. BMJ
1997; 315: 696 |
7. | Greenway BA. Effect of flutamide on survival in patients
with pancreatic cancer: results of a prospective, randomised, double
blind, placebo controlled trial. BMJ 1998; 316: 1935-1938 |
8. | Bramhall S, Buckels J, Wigmore SJ, Fearon KCH, Garden OJ,
Wasan HS, et al. Effect of flutamide on survival in patients with
pancreatic cancer. BMJ 1999; 318: 26 |
9. | Blumenthal D, Campbell EG, Anderson MS, Causino N, Louis
KS. Withholding research results in academic life science. JAMA
1997; 277: 1224-1228 |
10. | Gottlieb S. Firm tried to block report on failure of AIDS
vaccine. BMJ 2000; 321: 1173 |
11. | Van Heteren G. Wyeth suppresses research on pill,
programme claims. BMJ 2001; 322: 571 |
12. | Chalmers I. Underreporting research is scientific
misconduct. JAMA 1990; 263: 1405-1408 |
13. | Smith R. Twenty steps towards a "closed
society" on health. BMJ 1987; 295: 1633-1634 |
©Txori-Herri Medical Association, 1997-2001